Javier ha sido descubierto. Sus mentiras lo llevan directamente a un tribunal militar que viendo la deserción del joven Alarcón, no dudarán en decretar su fusilamiento inmediato. Solo Alfredo podría utilizar su posición para interceder por el indulto de Javier, pero después de que Dña. Teresa lo haya dejado sin las minas y sin el hotel no es el mejor momento para pedirle que acepte hacer favores a los Alarcón, al menos sin ofrecer nada a cambio. Y ese no es el único frente que tiene abierto Doña Teresa. Los últimos descubrimientos de Julio y Alicia la llevan a declarar ante el juez en relación a la muerte de su marido en la que parece estar involucrada. Sin embargo, la matriarca de los Alarcón esconde un as en la manga y dará su versión de lo sucedido. Algo no encaja en esa versión y esta vez es Julio el que hará lo necesario para que por fin se sepa lo que hay detrás de la misteriosa muerte de D. Carlos.