Vergara y sus aliados están dispuestos a cualquier cosa para detener a Barbrow. Una vez logran irrumpir en el centro de computación de Barcelona, Salcedo, Haruka y Antonio descubrirán la realidad última de los planes del Barbrow. Mientras tanto en Perú, Vergara, con la ayuda de Elena y Santoro, se dispone de nuevo al sacrificio con tal de lograr neutralizar “la mirada de Dios”.