Las discusiones de Andrea con sus padres suben cada día más de tono, sobre todo con su madre, la persona que más tiempo pasa con ella y que más aguanta sus caprichos. Cuando no es dinero, cualquier otro motivo es válido para que Andrea destroce la cristalería de la familia y se salga con la suya. Insultos, golpes y patadas son habituales cuando no consigue lo que quiere. La vajilla es su principal "víctima" cuando la ira se apodera de ella.
Sus padres acuden a Pedro García Aguado porque están desesperados.