Julio padece asma, razón por la que sus padres decidieron mudarse a Canarias, pero élo juega con su salud a diario. Las drogas son su perdición y, aunque prometió dejarlas, sigue enganchado. A pesar de tener controles semanales, parece que su adicción va a más. Dice que su principal enemigo es su padre y no quiere ni verlo. Ni estudia ni trabaja. Se dedica a salir casi todos los días de la semana y a pedir dinero en casa.