Hanna regresa a La Pradera con su tapadera como leal aprendiz intacta gracias a su director John Carmichael, que ayuda extorsionado por Marissa. Mientras las aprendices se preparan para las primeras misiones, Marissa le saca información a un analista de la CIA en Viena que está en la lista de objetivos. En París, Hanna conoce a su blanco, Abbas, un carismático y joven activista.