Al no poseer ciertos documentos en regla, un organillero apodado “el Rubio” ve requisado el manubrio de su organillo hasta que regularice su situación burocrática, tal como establecen las ordenanzas municipales. A partir de ese momento, intenta por todos los medios encontrar una pieza equivalente a la sustraída por la autoridad que le permita volver a trabajar. Esta incesante búsqueda se convierte en su primera necesidad por satisfacer y le lleva a recorrer, en compañía de su burro y del muchacho que trabaja con él, distintos puntos de Madrid.