El sultán de Zanzíbar tiene un puerto infestado de tiburones, lo que imposibilita que los barcos comercien con él. En un intento por solucionar el problema, trae doce hipopótamos al puerto para mantener alejados a los tiburones. Su idea funciona bastante bien, pero una vez que los hipopótamos dejan de ser una novedad y la gente ya no los alimenta, empiezan a morir de hambre. Después de que los hipopótamos hambrientos arrasan la ciudad en busca de comida, Aban-Khan, el consejero del rey, mata a todos los hipopótamos excepto a uno, un pequeño hipopótamo llamado Hugo.