Montparnasse, el barrio bohemio de París, está lleno de artistas que aspiran a triunfar, aunque muy pocos lo consiguen. En 1919 vivía allí el pintor italiano Modigliani, que arrastraba una miserable y tormentosa existencia, ya que su arte no era comprendido y su único consuelo era el alcohol y las mujeres. Siempre enfermo y borracho, su vida se dividía entre una tabernera y una rica inglesa que le proporcionaba opio y pagaba sus facturas. Una mañana en la academia de dibujo, conoció a Jeanne, una joven burguesa, de la que enamoró inmediatamente. Decidido a emprender una nueva vida, le propuso que se fuera a vivir con él.