Roee Rosen utiliza la recreación como arma política para narrar un drama contemporáneo y el discurso performático y proponer una brillante reflexión sobre el poder criminal de la ley cuando ésta se pone al servicio de un Estado imperialista y reaccionario. La capacidad del gesto, la mirada y la palabra para llevar a cabo una sutil a la vez que apabullante crítica social. (JFM)