Samuel es un estudiante de piano. Practica constantemente y se esfuerza por ser el mejor. Tendrá que presentarse en poco tiempo a un concurso que definirá gran parte de su carrera artística, o al menos eso es lo que él cree. En una fiesta, conoce a Camilo, un actor un tanto despreocupado. Camilo, al escuchar a Samuel tocar, reconoce la falta de algo. Le pide que toque con los ojos cerrados. Es en ese momento en el que Samuel entiende que tocar su instrumento no se trata solamente de tocar bien, sino que, como en el amor, debe provenir de algo mucho más íntimo que sobrepase la técnica y la forma como todos dicen que debe hacerse.