A Ana a veces le falta el aire, su madre cree que es porque durante su embarazo hubo un momento en el que no pudo respirar. Fue la tarde del 13 de febrero de 1982, cuando su padre, Emil, –así como otros 45.000– fue detenido y desaparecido durante el conflicto armado interno en Guatemala. Ahora en el silencio y el miedo que aún perduran en una sociedad de postguerra, Ana se sumerge en la memoria de sus familiares y quienes conocieron a su padre, entre los recuerdos que aún no han pronunciado o se esconden. Así como dentro del laberinto burocrático, que aloja la posibilidad remota de encontrar sus restos y conseguir justicia.