Sharon, tras años de separación y sin haber tenido ningún contacto previo, finalmente localiza a su hermana mayor, de quien fue separada en su infancia. Movida por el deseo de reconectar y recuperar los años perdidos, Sharon toma la decisión de invitar a su hermana a vivir con ella. A pesar de ser prácticamente desconocidas la una para la otra, ambas se embarcan en este nuevo capítulo de sus vidas con la esperanza de forjar un vínculo y llenar el vacío dejado por años de separación. Este gesto de Sharon no solo refleja su anhelo por reconstruir su relación familiar, sino que también marca el inicio de un proceso de descubrimiento mutuo, enfrentando los retos que implica integrar a alguien desconocido en su vida cotidiana. A través de esta convivencia, las hermanas se esfuerzan por entenderse, aceptarse y, sobre todo, construir una relación que nunca tuvieron la oportunidad de desarrollar.