El gerente de Recursos Humanos de la panadería más grande de Jerusalén tiene serios problemas: está separado de su mujer, distanciado de su hija y atrapado en un trabajo que odia. Cuando una de sus empleadas, una trabajadora extranjera, fallece debido a la explosión de un hombre-bomba y su cuerpo no es reclamado, se acusa a la panadería de inhumanidad e indiferencia. Esta es la razón por la que al gerente de Recursos Humanos se le encarga que haga todo lo posible por enmendar esta situación.