Katie se encuentra organizando una fiesta sorpresa para su novio, pero en el transcurso descubre que su hermano Seth ha vuelto a engancharse a la heroína. Intenta por todos los medios llevarle a algún sitio de rehabilitación pero, tras fracasar, pasa una agonizante noche vigilando y distrayendo a la hija de él, mientras Seth intenta lidiar con el síndrome de abstinencia.