El cliente de un detective es acusado de asesinato. El tipo acabará siendo condenado a la pena capital, y el detective a un año de prisión por ocultarle. Pero cuando le trasladan a la cárcel logra fugarse. Tratará de averiguar la verdad, aunque para ello tenga que actuar como un peligroso facineroso, reteniendo a una poetisa consigo. En realidad está más que claro que no es nada peligroso, pero por suerte para él la policía no demuestra demasiada pericia a la hora de capturarle.