Este es un viaje como ningún otro, después de varios meses de disputas con las autoridades norcoreanas en París, los periodistas Michaël Sztanke y Julien Alri obtuvieron una visa para Pyongyang, pero tan pronto como llegaron, el escenario estaba preparado para una sesión fotográfica obligatoria. Los periodistas son mantenidos bajo estrecha vigilancia e ir a Corea del Norte es aceptar la presencia de guías que brindan supervisión las 24 horas del día, su función principal es proteger la imagen del país. A los ojos de Corea del Norte, cada extranjero es un enemigo potencial al que hay que vigilar de cerca. Dicho esto, Sztanke y Alri intentan profundizar en el funcionamiento interno del reino ermitaño, descubriendo la verdadera naturaleza de este régimen político y cómo es la vida cotidiana en Corea del Norte.