El niño Caín provoca su muerte y la de sus padres al echar cohetes a los caballos. Abel, su gemelo, queda inconsciente veinte años atendido por un veterinario en casa de la bondadosa Prudencia y su hija Lucha. Al despertar, Abel tiene doble personalidad: la mansa de él mismo y la atrabancada de su hermano. De ese modo confunde al pueblo entero, pues cuando abusan del pacífico los castiga el temerario y así vence a unos asaltantes. Otro golpe lo deja con su personalidad prudente y besa a Lucha.