Federico es cajero en una sucursal bancaria. Su vida es bastante aburrida, rutinaria, gris. Lo que no sabe es que todo eso está a punto de cambiar cuando un buen día cae sobre su coche un presunto suicida. Antes de que le dé tiempo a reaccionar aparecen unos hombres que recogen el cadáver y lo meten en el maletero de otro vehículo. Algo huele a chamusquina. Tiene toda la pinta de que el pobre Federico está en medio de algo muy gordo.