Narra la historia de Stanley "Tookie" Williams, uno de los fundadores de la famosa banda callejera de los Crips de Los Ángeles. En 1981 fue condenado a muerte por matar dos años antes de un disparo a un dependiente, y por el asesinato de los propietarios de un motel de Los Ángeles y la hija de ambos durante un atraco, también en 1979. Una vez en prisión Williams, que nunca reconoció ser el autor de los crímenes, renunció a la violencia, escribió libros para jóvenes advirtiendo de los peligros de unirse a las bandas y fue el centro de atención de los medios de comunicación después de que sus seguidores le propusieran para el Premio Nobel de la Paz. Ese grupo pedía que su condena a muerte fuese conmutada por la cadena perpetua, para que desde la cárcel continuase con su labor social.