Nadie sabe cuándo llegará el día o la hora. Ante una enfermedad, acompañada por el dolor y el deterioro físico, debemos hacer frente a la muerte. La perspectiva de lo que queda de vida es deprimente y angustiosa. ¿Qué se puede hacer para librar de esta agonía uno mismo y a la familia más cercana? Suiza es el único país del mundo donde hay asociaciones, por ejemplo EXIT, que, dentro de la legalidad, proporcionan ayuda para el suicidio a personas al final de la vida. Hace más de 20 años que los voluntarios acompañan a personas enfermas y con discapacidades hacia la muerte que han elegido, que perciben como más digna.
En el documental, estos acompañantes y las personas a las que ayudan hacen frente a la muerte cara a cara, no como si fuera un tabú o un final inaceptable, sino como una liberación. En una sociedad en la que se tiene a controlarlo todo, nos hacen pensar en esta pregunta íntima y esencial: ¿no es la elección de nuestra muerte la máxima expresión de libertad?