En una ciudad distópica en la que está prohibido sentir dolor, un hombre es interrogado por un funcionario del Estado, encargado de procesar la repentina muerte de su esposa. Al salir a la calle, el hombre se enfrenta a una cotidianidad ajena y desoladora que no corresponde con su duelo. De vuelta en casa, abrumado por la culpa y los recuerdos, llama al funcionario; juntos se alejan de la ciudad a un espacio extraño en el que lo imposible se hace realidad, incluso reencontrarse con su amada.