Phillip -un niño de 10 años- y su madre viven una vida de proscritos en la carretera, siempre de un lado para otro, Mientras los otros chicos estudian de forma tradicional, el precoz Phillip no necesita ir a la escuela; el brillo de las luces de neón de los moteles es suficiente para poder leer los libros de texto de biología y física que su madre le explica, mientras ésta seduce a hombres a cambio de sus tarjetas de crédito para poder costearse su errante vida. Pero a pesar de la libertad de la que disfrutan, ambos llegan a la conclusión de que han de intentar asentarse en algún lugar para llevar un estilo de vida que permita a Phillip tener amigos e incluso un padre.