A raíz de los encuentros en España y Estados Unidos, llega a Granada una delegación de una empresa minera de aquel país en busca de uranio. La empresa se pone en contacto con los propietarios de los terrenos, los cuales aceptan a vender menos uno de ellos. Dicho propietario se niega porque su terreno supuestamente oculta un tesoro musulmán y se niega a venderlos a Margaret, representante de la compañía. Ante su negativa, Margaret convence al propietario para que busque el tesoro por su cuenta y se lo venda en el caso de que lo encuentre... pero el amor se interpone en sus planes.