Mario y Teresa forman un matrimonio aparentemente feliz, pero ella le echa en cara que no valora lo suficiente su trabajo en el hogar. Como él no está dispuesto a reconocer la importancia de las tareas domésticas, Teresa le propone intercambiar los papeles. Mientras que Teresa consigue un trabajo, y se desenvuelve bastante bien, Mario es incapaz de mantener la casa en orden.