Daniel y Ana Torres, además de ser hermanos, son buenos amigos. Tienen una excelente relación a pesar de que él tiene 16 años y ella 23. Ella se va a casar en cuatro meses. Un domingo por la mañana los hermanos son víctimas de un secuestro, en el que serán obligados a tener relaciones sexuales mientras los graban en vídeo. A partir de ese momento sus vidas cambian por completo.