En 2014, salió a la luz una nueva criptomoneda: OneCoin. En eventos masivos que parecían congregaciones religiosas, su carismática fundadora, Ruja Ignatova, afirmaba que estaba destinada a convertirse en la mayor moneda digital del mundo y cambiaría el rumbo de la historia. Sin embargo, resultó ser una gran estafa piramidal. No había blockchain, ni sistema de pago, solo la promesa de retornos y beneficios por encima de lo estipulado. Una moneda que convertiría a los pobres en príncipes. En realidad, solo convirtió a Ruja Ignatova en la autoproclamada "Cryptoqueen". ¿Cómo logró Ignatova engañar a autoridades y clientes por igual? ¿Quién sabía qué y cuándo? Y lo más importante, ¿cómo logra OneCoin seguir operando?